Hoy cuando paseaba a mi perro, de repente apareció otro perro que me me empezó a seguir. A veces se me tiraba encima y no me dejaba en paz. Pese a que lo espantaba y le intentaba hacer entender que no lo quería cerca mío, el perro cargante insistía. Mi perro tambien lo notaba molesto con esta situación. Cuento corto... el perro cargante me siguó una serie de cuadras hasta mi casa. Donde luego que nos entramos, se quedó afuera esperando, pasó un señor con un perro y lo siguió a él.
Este perro tenía chaleco en el cuerpo, nunca sabré se si se le extravió al dueño y me confundió con el amo, o fue abandonado por alguien que no quiso seguir cuidándolo.
El perro cargante me recordó una situación parecida que pasó en mi vida laboral. Y en esta situación tampoco se logró nada mediante el diálogo (no somos tan distintos despues de todo). En fin...se aprende de los errores.
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